Dinamarca es un país con un relativamente escaso número de habitantes, casi seis millones de habitantes, de los que un 88% reside en regiones urbanizadas. No obstante, posee una renta per cápita muy elevada y ostenta la tasa de desigualdad más baja de los países de la OCDE, con un 24,8 en el índice Gini, lo que lo hace muy interesante para la introducción de diversos productos. Aun así, hay que tener en cuenta los elevados precios del comercio, así como por el elevado nivel de imposición. Los consumidores comparten características con los anteriormente mencionados, ya que valoran la calidad, procedencia y la marca del producto.
Las importaciones danesas están muy diversificadas y existen muchas oportunidades para los exportadores españoles en general y andaluces en particular. Las perspectivas de exportación agroalimentaria más atractivas son el vino (Dinamarca es el único país escandinavo donde la venta de alcohol es absolutamente libre, con la única excepción de la Islas Feroe, que son autónomas dentro del territorio danés, pero no pertenecen a la UE), los productos forestales, los piensos (incluidos los alimentos para mascotas), las verduras frescas y los alimentos procesados. En suma, Dinamarca es un país industrializado de valor agregado, que depende de suministros extranjeros de la mayoría de las materias primas y productos semimanufacturados.
Los sectores con mayor potencial importador para las empresas no agrícolas incluyen equipos y servicios de TIC, productos biotecnológicos y farmacéuticos, servicios turísticos, servicios financieros, sistemas de energía renovable, equipos de campo de petróleo y gas en alta mar, bienes de consumo y equipo médico avanzado.
Entre los países nórdicos, Dinamarca es el que mantiene una mayor proximidad con el continente en términos físicos, al tener frontera con Alemania.